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La fundación Caminos de Esperanza

Historia

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Caminos de Esperanza es una asociación humanitaria franco-colombiana creada en 2001 por iniciativa de Stéphanie Rodriguez-Peix. Asociación reconocida por la Ley 1901 como de interés general, está formada por una casa de acogida y una capilla en una favela de Colombia donde voluntarios franceses y colombianos practican la hospitalidad, la compasión y la escucha. Este trabajo debería permitir también a estos jóvenes voluntarios descubrir el significado del compartir, del amor y de la dignidad y dar sentido a su vida.

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Nuestras misiones

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Posibilitar la realización de actividades educativas, lúdicas, deportivas, de salud y espirituales.

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Ofrecer un refugio de amor y paz para las familias y los niños dañados.

 

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Promover el intercambio, la apertura y el compartir dentro del barrio y entre los jóvenes voluntarios.

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Transmitir valores católicos y enseñanza religiosa.

Nuestra visión

La fundación Caminos de Esperanza se considera un punto de conexión y mediación entre el joven, su familia, las instituciones de su entorno y los voluntarios que desean trabajar junto a nosotros. Queremos ser un verdadero pilar y un referente en el barrio y pueblos apartados de Barrancabermeja. Deseamos coconstruir con los residentes un entorno propicio para el desarrollo integral de los jóvenes e impulsar una verdadera transformación social basada en la estructura del pensamiento, los principios y los valores cristianos.

Nuestra filosofía

Nuestra iniciativa pretende ser un intercambio para ayudarnos a crecer entre franceses y colombianos del barrio. No quiere imponer una cultura ni una visión de las cosas y rechaza el enfoque paternalista o neocolonialista.

Ayudar sin asistir

Nos aseguramos de que nuestras acciones resulten en emancipación y no en dependencia. Se trata de formar ciudadanos educados, capaces y autónomos, plenamente conscientes de sus derechos y deberes. Queremos actuar como un trampolín para permitir que todos tengan el control de sus vidas.

Cada uno recibe del otro lo que tiene pero sobre todo lo que es.

Deseamos transmitir esta enseñanza tanto a los jóvenes y familias que apoyamos como a los voluntarios. Para los jóvenes del barrio, nuestro objetivo es transmitirles valores, códigos sociales y comportamientos que los mantengan alejados de la violencia que marca sus vidas. Se trata también de ofrecer a los voluntarios un retiro de su vida cotidiana y del individualismo que marca nuestras sociedades modernas para dedicar tiempo y ponerse al servicio de los demás. Creemos que podemos actuar sobre las relaciones sociales y reemplazar la violencia y el individualismo por la solidaridad, el intercambio, la tolerancia, el amor y la compasión, basados ​​en los valores y la fe católica.

Sin arma y sin armadura

Nos aseguramos de que nuestras acciones resulten en emancipación y no en dependencia. Se trata de formar ciudadanos educados, capaces y autónomos, plenamente conscientes de sus derechos y deberes. Queremos actuar como un trampolín para permitir que todos tengan el control de su vida.

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Hogar de amor, educación y compartir para crecer juntos
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