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Presentación histórica y política

Cincuenta años de divisiones políticas y guerras de guerrillas han hecho de Colombia un país desgarrado, marcado por profundas heridas: inestabilidad que obstaculiza el desarrollo económico y social, inseguridad y violencia, desempleo, corrupción, narcotráfico, problemas de sexualidad... Más de un millón de personas están expulsados ​​del campo por la violencia y la pobreza y se agolpan cerca de grandes ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Barrancabermeja, que se rodean de cinturones de pobreza. En estos barrios marginales, la situación social y sanitaria es sumamente precaria y la necesidad de ayuda humanitaria se siente con urgencia.

Era precolombina, colonización y independencia

En la época precolombina, el país estuvo habitado por muchos pueblos (incluida la brillante civilización chibcha). Alonso de Ojeda fue el primer español en desembarcar, en 1499. Los españoles establecieron su dominio explotando a las poblaciones locales gracias al sistema de encomienda e importando esclavos de África. Después de levantamientos y luchas violentas, el país declaró su independencia en 1819. A la independencia le siguieron años de conflictos y desacuerdos territoriales y luego políticos hasta principios del siglo XX.

El impacto de la guerra de guerillas y del narcotráfico

Después de medio siglo de calma, en 1948 se produjo el asesinato del candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán (político liberal y popular) que había defendido a los pobres y hecho campaña por sus derechos. El dolor de las clases trabajadoras se volvió contra los privilegiados y, en los años cincuenta, se formaron grupos armados que recurrieron a la violencia con la esperanza de compensar la debilidad del sistema y eliminar las desigualdades sociales. Este fue el nacimiento de la guerra de guerrillas, que inicialmente se presentó como un movimiento político.

Hacia la década de 1980 apareció el narcotráfico, que era una actividad exclusivamente económica. Alrededor de 300.000 personas se ganan la vida cultivando amapola, cocaína y marihuana. En 1993 murió Pablo Escobar, jefe del Cartel de Medellín. Al mismo tiempo, estamos siendo testigos del crecimiento del Cartel de Cali. En agosto del año siguiente fue elegido presidente de la república Ernesto Samper, quien emprendió una cruzada contra el uso clandestino de drogas y derribó a los líderes del Cartel de Cali. Ante este desmantelamiento, la guerrilla se endurece y poco a poco se convierte en una narcoguerrilla cuyo objetivo es enriquecerse y desestabilizar el país. Los años que siguieron estuvieron marcados por la violencia, la connivencia entre líderes y narcotraficantes y políticos impotentes frente a los grupos armados y las guerrillas. A principios de la década de 2000 se intensificaron los enfrentamientos entre soldados, guerrillas de las FARC* y ELN* y paramilitares de las AUC*.

Desde 2001, Estados Unidos apoya un plan de paz y de lucha contra las drogas con una ayuda de 1.300 millones de dólares concedida al gobierno colombiano. El presidente Álvaro Uribe Vélez se comprometió así a garantizar que los paramilitares entregaran sus armas para 2005 y emprendió una feroz lucha económica y militar contra las guerrillas, debilitándolas pero sin dejar vislumbre de una solución política.

Los tratados de paz

A partir de 2010, con la presidencia de Juan Manuel Santos, comenzó a vislumbrarse un desenlace político. Las conversaciones con las FARCS comenzaron en 2012 y el acuerdo de paz se firmó en 2016. Estos acuerdos establecen:

La desmovilización y desarme de las FARC;

El establecimiento de un mecanismo de justicia transicional

La participación de las FARC en la vida política

Erradicación de cultivos ilícitos

Una política agraria y de redistribución de la tierra

Entra en vigor el 1 de diciembre de 2016. Pone fin a un conflicto de más de 50 años que dejó 260.000 muertos, más de 80.000 desaparecidos y 7 millones de desplazados.

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Colombia ahora

El acuerdo de paz permitió el alto el fuego y una pacificación innegable del país. Sin embargo, el país sigue marcado por años de violencia y angustia y la paz sigue siendo frágil. Por un lado, las disposiciones relativas a la justicia transicional y la participación de las FARC en la vida política son consideradas demasiado indulgentes por parte de la opinión pública en vista de los abusos cometidos, dejando así al país dividido. Por otro lado, estos acuerdos no han logrado hasta ahora borrar el peso del narcotráfico en el país, que sigue alimentando a varios grupos armados. Por tanto, la violencia no ha cesado contra la población civil. Esta historia reciente se superpone con el legado de la historia colonial y sus implicaciones para las minorías indígenas y afrocolombianas. El país todavía está marcado por grandes desigualdades sociales, étnicas y económicas y por la corrupción. Hoy se ve afectada por la crisis política y humanitaria en Venezuela.

       Zoom sobre el barrio Arenal    

Barrancabermeja es un pueblo de aproximadamente 300.000 habitantes. Es una ciudad petrolera, la segunda refinería del país después de Cartagena. Está situado a lo largo del río Magdalena, lo que atrae a muchas personas del campo que esperan encontrar trabajo allí y escapar de la violencia del campo. Lamentablemente esta ciudad está dividida entre, por un lado, los que han logrado trabajar en Ecopetrol y los demás que vienen a instalarse en las afueras de la ciudad, invadiendo los barrios marginales. La brecha se está ampliando y se están desarrollando barrios marginales. La ciudad se ve afectada desde 2010 por una grave crisis económica y un aumento del desempleo, ligado al cese del proyecto de modernización de la refinería. A esta crisis se ha sumado recientemente la pandemia mundial de COVID 19 y las sucesivas crisis petroleras, debilitando aún más el equilibrio económico de la ciudad.

Caminos de Esperanza está ubicado en el barrio de El Arenal. En 20 años el barrio ha seguido creciendo y está afectado por una serie de cuestiones muy preocupantes. El barrio es lo que llamamos un barrio de “invasión” (barrio informal o barrio marginal en francés). Fue construido sobre el lecho arenoso del río tras la llegada de los habitantes y durante mucho tiempo estuvo muy afectado por importantes inundaciones relacionadas con las lluvias torrenciales del clima tropical que provocaron el desbordamiento del río Magdalena. Ahora, una presa evita inundaciones recurrentes y permite a los residentes construir gradualmente viviendas de mejor calidad, pero las invasiones continúan en las orillas.

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