Los desafíos
Precariedad e inestabilidad económica
El distrito de El Arenal es bastante reciente (50 años) y se formó informalmente con inmigrantes que deseaban escapar de la violencia y/o buscar una mejor situación económica. Las casas fueron construidas de manera informal, constituyendo inicialmente un verdadero barrio marginal. Aunque las condiciones de vida han mejorado considerablemente en los últimos años, la vivienda sigue siendo básica y las familias viven en la precariedad y la promiscuidad. El barrio reúne a personas que trabajan en sectores de bajos ingresos (guardias de autos, limpiadores, etc.) o con ingresos inestables que dependen de la arena recolectada del río, desechos recogidos en la calle para reciclaje o pesca. Se trata de poblaciones extremadamente vulnerables cuyos derechos sociales luchan por ser plenamente efectivos y para quienes los determinismos sociales son extremadamente fuertes.
Por lo tanto, nuestra asociación desea permitir a los jóvenes imaginar mejores condiciones de vida y convertirse en ciudadanos autónomos que disfruten plenamente de sus derechos. Queremos ayudar a detener el determinismo social.
Violencia e inseguridad
Barrios como El Arenal están plagados de presencia de grupos armados y narcotraficantes. La precariedad de los habitantes y la falta de perspectivas los convierte en blanco fácil para alistar a los residentes en el narcotráfico y en bandas armadas que compiten por los territorios marginados de la ciudad. Como resultado, la tasa de homicidios, enfrentamientos y ajustes de cuentas es particularmente alta allí. La pobreza también los convierte en presa fácil de la prostitución y otras formas de violencia. El alcoholismo y la violencia doméstica también están muy extendidos allí. Todos estos elementos crean un clima de ansiedad y violencia para los vecinos del barrio.
Por lo tanto, el desafío para nosotros es promover un entorno sin violencia, relaciones sociales pacíficas y una vía de escape para los niños. Testificamos a los niños que un ambiente sin violencia es posible, que son posibles relaciones sociales y educativas pacíficas y respetuosas.
Fragilidad de la educación
Aunque en los últimos años la escolarización de los niños ha mejorado considerablemente en el distrito, todavía existe un retraso en el aprendizaje y una tendencia al abandono escolar. En primer lugar, la realidad económica de las familias hace que a veces los estudios y los costes asociados a la escolarización sean difíciles de financiar y el trabajo infantil no está completamente erradicado y en ocasiones corresponde a una necesidad económica. Por otro lado, los niños no siempre cuentan con un ambiente propicio para el trabajo o personas capaces de apoyarlos en su educación. Finalmente, el contexto violento en el que viven los niños crea en ocasiones traumas que complican su crecimiento, desarrollo y escolarización.
Queremos permitir que todas las personas adquieran un nivel mínimo de educación y garantizar que el derecho a la educación sea efectivo independientemente de su patrimonio familiar.
Mala salud y desnutrición
Las condiciones de vida precarias e insalubres, el trabajo arduo y la desnutrición ligada a la falta de dinero o de conocimientos contribuyen en gran medida a la aparición de problemas de salud entre los residentes. A esto se suma el desconocimiento o desconfianza hacia el sistema de salud, lo que los disuade de consultar al médico a pesar de la posibilidad de acceder a vías de atención.
Queremos actuar por la igualdad de acceso a la atención y mejores hábitos de higiene y alimentación. Esto es para garantizar que las personas del vecindario no se vean más afectadas que otras poblaciones.